La Vejez (2005)

No hablaré de mí, me considero un mortal normal. Ni diré mi edad ni manifestaré mi experiencias conseguidas en el curso de mi vida, pues pienso que las puedo tener grabadas y como muchos confundidas. Mi objeto en este escrito es hablar de las personas mayores.

Primero, mi respto y cariño a los que por circunstancias no lo puedan leer, escuchar ni vivir. Respetemos y adoremos en general a las personas mayores y más si están enfermas, nos necesitan. Sólo por este hecho de ser, se lo merecen todo.

Pensemos que es un deber humano y nos estamos favoreciendo nosotros mismo, pues en esta vida terrenal solamente se vive una vez y todos más o menos pasamos por lo mismo.

Se me ha ocurrido plasmar este testimonio a resultas de mis conocimientos en general, vividos con personas mayores y enfermas; en muchísimos casos observé desatenciones y frialdad.

Nos tenemos que dejar llevar por el entorno de este mundo que nos presiona y nos señala la forma de vivir, aunque no nos guste. Pero la conciencia y humanidad es nuestra, no dejemos que nos la pisen y intentemos practicarla, pues al realizarla harmos bienes humanos.

Termino creyendo con este grito, hacer bien a todos los mortales que tienen que pasar por este lapsus de la vida. Salud para todos, en este curso no hay riqueza que la iguale. No olvido mis buenos deseos de vida para todos que por circunstancias quieran y no puedan hacerlo y a las que no quieren. Querer es poder.

Este testimonio lo reflejo creyendo hacer bien.

Mi carta testimonio no tiene edad, se puede leer siempre. Lo que hoy no es oportuno, otro día puede ser de interés.

Joan Ordaz Bonet

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